Cuando hablamos de amor, casi siempre nos centramos en la creencia de que el amor va dirigido hacia los demás.
Para comprender que es el amor, primero tengo que vivirlo dentro de mi, en mi esencia, hacia dentro. Y desde dentro de mi hacia afuera.
Cuando comprendo que es el amor hacia mi, cabe preguntarme que tanto por ciento de ese amor llevo dentro de mi y dirigo hacia mi.
Para sentir amor hacia los demás, primero debo de sentirlo en mi. Debo sentir el sentimiento del amor. Lo que se traduce en amarme a mi mism@. Y desde ese valor que me doy compartirlo con los demás.
De esta forma nos impregnamos de nuestra propia Luz y podemos irradiarla hacia afuera, hacia los demás. En este punto en el que estoy saciada de mi propio amor…..puedo despojarme del ego, dando paso y entregando amor incondicional por donde paso.
De esta forma ya no hay lugar en mi, de las creencias de:
Ser más o menos que otro
Me desprendo de la soberbia, de la arrogancia, de querer siempre el poder, de chantajear con los sentimientos a otros, y muchas otras formas de comportamiento que sentimos que nos dan el poder.
El amor no exige, no manipula, no pone condiciones, acepta en lugar de resignarse y decide si quiere estar.
Tampoco ruega, ni pide o mendiga, y no menosprecia a otros. Por que entiende y siente que cada uno de nosotros estamos en nuestro proceso de aprendizaje de amor.
Sobre todo practicamos el respeto, hacia uno mism@ y desde este punto hacia los demás. El respeto a sus ideas, a sus actos…..
Cuando estamos bañados en nuestro propio amor, tomamos decisiones en busca de nuestra felicidad, aunque a veces los demás no las entiendan.
El amor es Luz. Si yo estoy iluminada en mi propia luz, voy iluminando y transformando mis sombras, esas parcelas de oscuridad que hay que cambiar para ir avanzando en luz hacia los demás.
La esencia del verdadera amor, está en la transformación de mi sombra en luz. Y en ese punto es desde donde puedo amar a los otros.
Sarfise Romero. Tormenta Cristal Azul
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