lunes, 24 de enero de 2011

Parejas... ¿Inevitablemente crisis?

Parejas... ¿Inevitablemente crisis?
Por Almudena Lujan / Psicóloga y terapeuta sexual de pareja

Madrid- España


De una pareja sentimental, se dice que es aquella unión de dos personas que se autodefinen ellas mismas como pareja, que les une un fuerte vínculo afectivo, donde por lo general existe un cierto grado de atracción sexual y además suelen perseguir la estabilidad. El aspecto fundamental para que exista esta pareja es que se cumpla el principio de voluntariedad, es decir que ambos miembros quieren iniciar o continuar lo que llamamos relación de pareja.

Y hasta aquí, todo parece muy simple, porque si para mantener una relación de pareja lo más importante es el querer estar con esa persona, ¿qué hace que surjan esas terribles dudas, esas crisis interminables y tantos y tantos quebraderos de cabeza sobre estas relaciones sentimentales?

Las parejas creen estar en crisis sobre todo en cuatro momentos:

1. En primer lugar, cuando se pierde el enamoramiento, es decir tras el breve estado pasional y desenfrenado, donde se pasaban las horas pensando y pensando en la persona amada y donde el espacio y el tiempo se paralizaban en el instante de un beso…tras finalizar esta etapa, muchas personas piensan que si este estado ha pasado, es porque ya no están enamoradas, y por lo tanto se cuestionan si deben seguir con la relación sentimental.
2. Otra de las grandes crisis, y muchas veces desencadenada por la pérdida del enamoramiento, es cuando la pareja se considera estable y por lo tanto pierden la ilusión de conquistar al otro. Por decirlo de una manera coloquial, cuando se pierde el “gusanillo”, cuando nos mostramos tal y cómo somos, porque ya no importa lo que piense la otra persona, o cuando dejamos de preocuparnos por nuestra imagen para gustarle más, entonces es frecuente que haya parejas que también se planteen la ruptura de la relación.
3. La convivencia. Toda una desilusión para muchas parejas, lo que han ansiado tanto, el poder compartir sus días, sus noches, el crear su “nidito de amor” y pasar la mayor parte del tiempo juntos, resulta desencadenar en que no se pasa tanto tiempo juntos, que el nido de amor se rompe en un nido de discusiones por tareas domésticas, por dinero, por relaciones familiares…resulta muy complicado adaptarse a la forma de vivir del otro miembro y eso crea desilusiones.
4. En cuarto lugar, y estableciendo la mayor crisis que suele existir en las parejas, es el nacimiento de un hijo o hija. De repente, se encuentran con que hay una nueva persona, que además necesita todos los cuidados, y eso acapara mucho tiempo, por lo que el tiempo que las parejas se dedicaban a ellas mismas es prácticamente nulo, o incluso desaparece. Pero además suelen aparecer discrepancias a la hora de los cuidados, de la educación…todo esto unido a una situación de cansancio y estrés, por las noches sin dormir, etc. La pareja ha de adaptarse a nuevos hábitos, ya no existe tanto tiempo de ocio, y el que queda suele ser dedicado al hijo/a.

Muchas otras parejas no pasan estas crisis específicas, pero sí acuden a terapia por otros motivos, que consideran que pueden inducir a la ruptura, y esto suele generar pánico en muchas personas.

El terapeuta de pareja siempre explica en la terapia que no hay que tener miedo a los conflictos, a las discusiones, puesto que son inherentes a las personas, además el objetivo de la terapia de pareja es que ambos miembros sean felices individualmente, y no únicamente el que sigan juntos. Nunca se busca que la persona piense que es el otro miembro el que la hace feliz, sino que piense que es feliz con esa persona.

En primer en lugar en la terapia, se pregunta si ambos miembros vienen voluntariamente, y si los dos quieren continuar con la relación sentimental que les une. Si esta respuesta es afirmativa, se les explica que para que haya una relación de pareja sana, deben cumplirse tres principios básicos:

1. El principio del deslinde: que exigiría que cuando se establece una relación de pareja voluntariamente, esa relación adquiere prioridad ante todo, delante de la familia, de los amigos, del trabajo…de lo único que no va delante es de uno mismo.
2. El principio de la flexibilidad de roles: algunas situaciones nos obligan a asumir un determinado rol, por lo que en ese caso, el otro miembro de la pareja debe adquirir el rol contrario y complementario, pero es importante que ambas personas sepan ponerse en los dos roles. Por ejemplo si en una pareja uno de los miembros cae enfermo éste adquirirá el rol de enfermo y su pareja el rol de cuidador, pero si en otro momento es al revés, deben intercambiarse estos roles.
3. El principio de igualdad de valor: es aquel que afirma que los dos miembros de la pareja valen lo mismo, ninguno es superior o inferior al otro.

Además de cumplirse estos tres principios, se debe tener en cuenta que todo lo que la pareja comparte favorece el amor, y por ello es importante tener intereses comunes, y aquello que no compartimos con nuestra pareja se debe ver bajo el respeto e incluso se debería valorar. Por otro lado, las parejas suelen comunicarse bastante mal, y modificar esto es uno de los principales objetivos en terapia, ya que la comunicación es la herramienta básica para la negociación, que es precisamente lo que va a ayudar a estas parejas a resolver sus conflictos.

Respecto a la comunicación, las parejas deben tener en cuenta que cuando se sienten para hablar de sus problemas, deben escoger el momento adecuado (no en plena discusión acalorada), y que ambos quieran tener esa conversación. No es recomendable hablar del pasado, y menos si es para echar cosas en cara, está prohibido utilizar en el discurso el nunca o el siempre, porque es generalizar, y las generalizaciones casi nunca son verdad. Nunca se levanta el tono de voz, es una respuesta emocional innecesaria que surge de una determinada emoción y que muchas veces induce a decir cosas de las que posteriormente nos arrepentiremos.

Mientras se estén negociando los conflictos, debemos tener una actitud positiva ante lo que dice la otra persona, y sobre todo a que la situación mejore. Todo lo que le digamos a nuestra pareja, debe salir del “yo”, por ejemplo si hay un conflicto por las tareas domésticas, se debe comenzar diciendo, que a mí me molesta que no hagas determinadas tareas en la casa, y a partir de aquí expreso la emoción que me suscita, por lo tanto lo correcto sería decir: “Me molesta que no friegues y eso me hace sentir bastante enfadado”, y lo incorrecto sería comenzar con la palabra TÚ, por ejemplo: “Tú nunca friegas, toda la culpa es tuya”.

También tenemos que aprender a diferenciar y expresar el estado de la situación frente a la adjudicación de un rasgo a nuestra pareja, debemos decir: “no es que seas mala persona, sino que ahora estás siendo mala persona”. Ya que la adjudicación de adjetivos suelen ser en momentos de enfado, pero verdaderamente no pensamos que nuestra pareja sea así, en ese caso habría que plantearse qué hacemos con un tipo de persona que no nos gusta.

Estas son algunas de las técnicas de comunicación que se trabaja en terapia, para que se restablezca el diálogo en la pareja y de pie a la negociación de determinados aspectos que deseen modificar. Para los terapeutas, la pareja no es un producto acabado, sino un proceso en continuo cambio y por ello la pareja está en constante construcción. Además el comportamiento de cada miembro de la pareja influye y es influido por el comportamiento del otro.

No podría acabar estas líneas si intento explicar la infinidad de conflictos que las parejas traen a consulta, por lo que aunque es un tema muy extenso, y en el que siempre surgen y surgirán malos entendidos, es importante acabar concluyendo positivamente, que el conflicto no es negativo ni implica violencia, que surge al interactuar con otras personas con diferentes intereses y necesidades, pero que esto nos ayuda a crecer. Lo verdaderamente importante en la resolución de estos conflictos de pareja es que exista la cooperación, tener siempre presente que si yo gano, tú ganas, y que si mi pareja pierde, yo también pierdo.

Mi labor como terapeuta de pareja, coincide con las palabras de Diario de un mago:


Enseñar es mostrar que es posible. Aprender es hacerlo posible

Almudena Luján San Félix,

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